jueves, 16 de diciembre de 2010

El Bautismo de Kempes


El próximo lunes “el Matador” estará en Córdoba para el descubrimiento de la placa.


Mario Alberto Kempes vendrá a Córdoba el próximo lunes para el renombramiento del estadio Córdoba, que ahora lleva el nombre del “Matador”.
El acto en el cual se descubrirá la placa por la cual el Chateau Carreras cambiará de nominación, se realizará a las 9.45 con la presencia de Kempes y autoridades provinciales.
El evento es organizado por el Gobierno de la Provincia de Córdoba, a través de la Agencia Córdoba Deportes.
Días atrás se conocieron los fundamentos de la ley provincial que convierte al estadio Córdoba en estadio Mario Alberto Kempes.
El artículo 1 de la mencionada ley afirma: "Denomínase “Estadio Mario Alberto Kempes” al actual Estadio Olímpico Córdoba", mientras que el 2º, establece "desígnese con el nombre “Víctor Brizuela” al sector de prensa del mismo estadio".
Entre las razones, se recuerda que fue inaugurado el 16 de mayo del 78 y que el primer gol "fue obra de Mario Alberto Kempes".
"Homenajear en vida a Mario Alberto Kempes, el “Matador”, es saldar una vieja deuda de todos los cordobeses con la máxima figura del seleccionado nacional en la conquista del primer mundial para la Argentina", continúa.
Entre los logros del ex jugador de Instituto y la Seleccion, entre otros equipos, afirma que Kempes "fue 'máximo goleador' de la primera división del fútbol argentino en 1974 y 1976, de la liga española en 1977 y 1978, nombrado 'mejor jugador' y 'botín de oro' del Mundial Argentina 1978, 'mejor futbolista sudamericano' de 1978 y 'máximo goleador de la Recopa de Europa 1980'".
El texto lleva la firmado por el legislador Daniel Passerini, jefe del bloque de Unión por Córdoba.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Con la Memoria Intacta


Independiente volvió a la cima de América después de 15 años y la fiesta todavía sigue.

La llegada de Antonio Mohamed como técnico fue decisiva para que estos jugadores ingresaran en la historia del club, cuando ni siquiera ellos creían en sí mismos como equipo. No hay que engañarse, siguen con las mismas virtudes y limitaciones que los llevaron a tener partidos para el olvido a nivel local, la diferencia es que incorporaron una mentalidad ganadora, una herramienta psicológica que parece obrar milagros.

Y si, los jugadores comenzaron a creer en sus propias fuerzas, los hinchas comenzaron a creer en los jugadores y la consecuencia de ese efecto contagio a ese estadio que el miércoles parecía estallar con 40 mil gargantas tan rojas como los trapos que revoleaban. El nuevo “Libertadores de América”, que se consumió con todo el dinero de la venta del “Kun” Agüero y mucho más, y que fue priorizado por sobre los refuerzos que necesitó el equipo en los últimas temporadas, demostró que es altamente eficiente en materia de presión sobre el rival. Parece diseñado para concentrar el aliento y derramarlo sobre la cancha como lava ardiente. Es lo que se vió el pasado miércoles. Hasta el pasto vibraba.
Finalmente, la Copa Sudamericana que llegó con la marca del sufrimiento, no es sólo un simple dato estadístico, ya que tiene mucho más valor del que sus detractores piensan. Por un lado, derramó generosas cantidades de mística sobre las nuevas generaciones de hinchas rojos, que vivieron desde las tribunas una suerte de rito iniciático frente a Goiás. Por otro, le dio sentido a la construcción de semejante estadio, y si su impulso es bien aprovechado por las autoridades, abre posibilidades para un renacimiento deportivo de Independiente para que vuelva colocarse al club en el lugar que su historia le reclama.
Lo que el hincha rojo escenificó en las tribunas el miércoles fue tanto una “demostración de fuerza”, como una muestra descomunal de avidez por festejar triunfos. Les queda a sus dirigentes leer correctamente lo que se vivió desde que el equipo rojo pisó la cancha y lo que se desató después del penal que convirtió Eduardo Tuzzio.